A través de este artículo encontramos elementos de mucha valía que nos permiten vislumbrar como la confrontación entre gobierno y oposición en los primeros meses del 2002 desencadenó la grave crisis nacional de abril de ese año. Así observamos algunas perspectivas que se pueden convertir en herramientas de análisis coyuntural:
En primera instancia el comportamiento del poder hegemónico del momento (gobierno nacional) contra la fuerza de PDVSA que, aunque para el 11 de abril de 2002 estaba apoyada por la derecha nacional e internacional, tenía todas la de perder. Al conocer el autor este tipo de comportamientos de la política nacional, y al proponer premisas propias surgidas de la experiencia, la observación y análisis constante, éste es capaz de establecer posiciones axiomáticas que permiten emitir juicios generalmente muy cercanos a la realidad, como lo demuestra lo que vino luego el 11 de abril de 2002.
Con la finalidad de establecer un discurso propio, el autor propone algunas consideraciones o libertades conceptuales (expaís) que no entran al léxico generalmente utilizado en la investigación científico social, pero que estimula a reflexionar y a ahondar en ellos en virtud de determinar si se logran amoldar a la realidad nacional.
Otra cosa interesante y que me llama mucho la atención es la caracterización del gobierno nacional como violento. Si tomamos en consideración a gobiernos de la historia contemporánea venezolana y latinoamericana supuestamente democráticos, en el que la confrontación sólo se da a través de la represión, desaparición y muerte, y en el que los actores represores son directamente los gobernantes de turno, podría decir que este gobierno, a pesar de su discurso incendiario y política de confrontación retórica con la oposición, no es de convicción violenta. Así el autor del artículo pone de manifiesto una postura que me impulsa a interrogar acerca de la concepción de violencia de Estado que debemos adoptar en la Venezuela contemporánea.
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